Me cuentan desde Chile que el terremoto de Valparaíso ha dejado al borde del derrumbe la casa que compartieron Pablo Neruda y su segunda esposa, Delia del Carril, en Michoacán. Ella, la flor de tallo indoblegable en la que el poeta se apoyó durante más de veinte años, la donó a su muerte, en 1989, al Partido Comunista; después fue sede de la Fundación Delia del Carril y hoy es administrada por la Fundación Manos Abiertas para el Desarrollo, que es la que denuncia su estado desesperado. No cuentan con ayuda de la Fundación Neruda y dados los daños de los cimientos y las goteras, han tenido que evacuar los muebles, los libros, la ropa de La Hormiguita y todos sus cuadros y grabados para salvarlos. ¿Colaborarán quizá Alfaguara y la Real Academia a cimentar la casa con los beneficios de la antología nerudiana que acaban de publicar?
¿Llegará el momento en que haya más novelistas que lectores? No lo creo, aunque las encuestas del sector se muestran cada vez más reincidentes: se lee menos y de menos autores, pero los inasequibles nuevos narradores siguen ahí, enviando sus originales a los mil y un premios que se multiplican en España. Al premio Ciudad de Torrevieja, por ejemplo, que organizan el Ayuntamiento levantino y Plaza & Janés, se han presentado 505 títulos, en pos del primer y suculento premio de 360.607 euros. Cerca de 528 se presentaron al último Planeta, 539 al Alfaguara, 303 lo hicieron al Primavera, 405 al Herralde, 414 al Biblioteca Breve, 360 al Tusquets, 147 al recién convocado Francisco Casavella... Siempre me asombran esos miles de ingenuos que se conforman con ir de comparsas en el desfile triunfal.
El violín más caro del mundo ya tiene dueño, aunque se requiere un esfuerzo mental imaginar la cara, las siglas o la nacionalidad del anónimo magnate que ha saciado su voracidad melómana por 14 millones de euros. Muchos han apuntado a David Fulton, jubitalonario de Microsoft, como posible comprador de esta joya del taller de los Guarnieri que hace escocer las meninges en unos tiempos que no dan ni para pipas. Exceptuando, claro está, a Fèlix Millet y su mano derecha, Jordi Montull, que se han llevado los sinvergüenzas 35 millones de euros del Palau, y, claro, habrían podido pujar el doble.
Apunten estos nombres: Max Andrews y Mariana Cánepa Luna, pareja de comisarios independientes que trabajan bajo el nombre de Latitudes y que fueron los únicos españoles en participar en el X aniversario de la Tate Modern, para más señas. La revista Flash Art ya les ha echado el ojo y aparecen, junto a la conservadora del MACBA Chus Martínez, como únicos españoles en su última lista de los 101 comisarios más importantes del mundo (con Hans Ulrich Obrist a la cabeza). Próxima parada de Latitudes: en octubre, en el New Museum de Nueva York.
El Ministerio de Cultura ha reformado el estatuto de la Compañía Nacional de Danza, y anuncia que a continuación vendrán los de otras unidades de producción. Sí, ministra, hay que aplaudir la medida porque ya iba siendo hora de que los ciudadanos sepamos para qué se crean y mantienen los teatros y compañías nacionales, cuáles son sus obligaciones, qué dinero se les da, cómo lo gastan, por qué y cuáles son sus límites. Hay un aspecto sobre el que me asaltan dudas: la elección del director de la CND mediante algo parecido a un concurso público. Que puedan aspirar tanto artistas como gestores huele a concesión al gremio.
Pocos días antes de su inauguración, el Festival de Mérida tuvo que anunciar que sustituía la función de apertura, Medea2, dirigida por Dimitris Papaionnou, por Lluvia, de Eva Yerbabuena. La razón es un puro desatino: parece que la compañía griega no tenía ni idea de que debía actuar en España, y que no había acuerdo con la distribuidora de Alejandro Collado que debía traerla. Paco Suárez, director del Festival, anunció que actuaría legalmente contra Collado. Suponemos que tendrá un contrato de por medio, aunque tampoco estaría mal que Suárez cumpliera lo que firma, como pagar los cachés a las compañías. Algunas que actuaron el pasado año todavía están esperando a cobrar.
Dos maestros del cine italiano van de exposición. Antonioni (Fundación Luis Seoane de La Coruña) y Fellini (CaixaForum Madrid) abren de par en par sus talentos artísticos. En la del autor de Blow up pueden verse 52 obras pictóricas que muestran su faceta oculta. Aterrizan en España bajo el título La intuición del hielo. Las montañas Encantadas de Michelangelo Antonioni. La de Fellini, (El circo de las ilusiones), que ya ha pasado por Barcelona, recoge las obsesiones del director de 8 y medio a través de fotografías, dibujos , carteles, cartas y revistas, entre otros objetos personales. Una oportunidad para acercarse a la época dorada del cine italiano.
Destronada como reina vampírica por Stephenie Meyer, Anne Rice, autora de Entrevista con el vampiro y de otras cuatro o cinco novelas que enredaban a los seres de la noche con los faraones y los extraterrestres, acabó viendo la luz y, desde 2008, ha publicado libros como Called out of darkness: a spiritual confession, en el que narra su redescubrimiento del cristianismo. Con este cambio radical conquistó las mejores reseñas de toda su vida, pero se ve que lo espiritual es menos rentable, así que en otoño Ediciones B publica La hora del ángel, primera novela de una nueva serie llena de malvados en busca de redención, y de seres celestiales. ¡Ah, la nostalgia del bestseller!
Hace poco, saltaban los datos: el cine español recauda más fuera de España que dentro. La palma se la lleva Ander, película de Roberto Castón que fue un gran éxito en la Berlinale y ha sido vendida a media docena de países (incluyendo Francia y Alemania). Ander, una especie de Brokeback Mountain a la española, lleva más de 20 festivales internacionales recorridos con éxito y sigue inédita en las salas nacionales. En vista de lo cual, el director ya ha montado la financiación de su segundo filme, Los tontos y los estúpidos, con Emma Suárez. Insólito hasta qué punto en nuestro país se cumple eso de que nadie es profeta en su tierra.
Con la subida de un 5 por 100 de los abonos del Teatro Real, muchos se han planteado acudir a la ópera en Valencia. Motivos no les faltan. La programación de Helga Schmidt anda sobrada de nombres propios. Por eso en Renfe (¡largo me lo fiáis!) me dicen que están pensando en unos billetesabono que permitan a los aficionados madrileños disfrutar de Jorge de León en el primer reparto de Aída y, quizá, estar de vuelta esa misma noche. Sólo falta que la Generalitat no imponga el horario revolucionario y podamos ahorrarnos el hotel.
PD: ¿Antonio Moral y Jesús López Cobos, de perfil bajo? También lo dijeron de Vicente del Bosque, y ahora muchos han debido tragarse sus palabras como bolas de papel envenenado. Hombres de perfil bajo, benditos ellos.
Jesús Cimarro ha cumplido uno de sus sueños: tener un teatro en propiedad en Madrid. Se lo ha comprado a Lina Morgan, -hablo de La Latina, claro-, pero ha tenido que aliarse con su socio natural, la productora catalana Focus que dirige Daniel Martínez, para hacerse con él. Focus-Penta, la nueva sociedad que han creado, ha desembolsado seis millones y medio de euros por este teatro situado en uno de los barrios más castizos de la ciudad. ¿Habrá condicionado Lina la venta a que le reserven un palco de por vida en el teatro? ése era al menos su deseo cuando se deshiciera de él.
Hace tiempo que decidí que en esta Papelera se hablase lo menos posible de la Innombrable, pero lo cierto es que por su culpa exitosos editores pequeños, como los responsables de Salto de Página, están viendo cómo algunos de sus proyectos se desvanecen... A mediados de mayo, tenían casi cerrada la edición de los cuentos del último premio Cervantes, José Emilio Pacheco, pero ahora es Tusquets quien anuncia su edición a primeros de otoño. También las responsables de Ediciones del Cobre lo han pasado mal, pero, a pesar de todos los rumores, no van a cerrar porque un acuerdo de última hora con Grup 62 garantiza la supervivencia del sello más mestizo.
Recordarán seguro la polémica suscitada por la exposición de Barceló en Caixaforum Madrid. La sola presencia de su elefante boca abajo en el Paseo del Prado encendió las plumas de muchos (en su mayoría profesionales del arte) y sirvió de ejemplo a otros (gente corriente, más bien). La exposición se inaugura hoy en CaixaForum Barcelona y, además, la muestra se completa con otra organizada por Arts San Mónica, que repasa los diez primeros años del artista, sus obras más desconocidas y su participación en la Documenta del 82, donde por cierto llegó y triunfó. A ver qué dice la crítica catalana.
Todo está atado y bien atado para que Isabel Allende reciba al fin el premio Nacional de Literatura de Chile: si en 2002, cuando optó por primera vez al premio, se multiplicaron las críticas hacia su literatura, ahora la editorial Random House ha conseguido no sólo que apoyen su candidatura los ex presidentes Lagos, Aylwin y Bachelet, sino la adhesión de escritores como Jorge Edwards, Roberto Ampuero o Marcela Serrano, y más de un millar de lectores desde facebook. ¿Tendrá esto algo que ver con la banalización galopante de la cultura? No tengan duda.
La declaración es insólita. Quizá histórica. El presidente de la Andalucía Film Comission, Carlos Rosado, ha dicho que la salud del cine en la comunidad es “excelente”. Creo que es la primera vez en años que oigo a alguien hablar del cine patrio y utiliza esa palabra. El político ha citado la producción de películas como Madre, amadísima, de Pilar Távora, o Un mundo cuadrado, de álvaro Begines, para justificar su optimismo. Como siempre, ha recordado la capacidad del cine para atraer visitantes.Ya ven, el cine, como apéndice de la oficina de Turismo.
La semana más policiaca del año trae una noticia sorpresa: una de sus reinas, P. D. James (1920), nos descubrirá a finales de septiembre Todo lo que sé sobre novela negra (Ediciones B), un volumen el que Lady James retrata la novela de intriga y nos habla de sus maestros del género, genios como Conan Doyle, Poe, Chandler o Hammet... Menos mal, eso sí, que no da consejos sobre el crimen perfecto, porque, con lo que está cayendo, no faltarían voluntarios...
¿Qué relación tiene la Alhambra con una biblioteca municipal, un teatro de provincias o un centro de arte contemporáneo? Que se lo pregunten a la Junta de Andalucía, que al parecer quiere incluir este monumento Patrimonio de la Humanidad en una macroagencia en la que se integrarían otras instituciones culturales como la Agencia del Flamenco o el Instituto Andaluz de las Letras. El cabreo en Granada y en otras provincias ya se ha materializado en un manifiesto ciudadano en el que se pide al Ministerio de Cultura, miembro del Patronato, que defienda la singularidad del monumento y a la Junta andaluza que abandone la iniciativa y que rescate el proyecto de convertirla en una Agencia Especial.
Desde el día que el colombiano Fernando Vallejo dio una conferencia invitando al escenario, como auditorio selecto, a unos perros callejeros, más respetuosos, a su juicio, que el auditorio humano habitual, supe que llegaría el momento en que para artistas como Laurie Anderson el sueño de su vida fuese "tocar música ante miles de perros, el mejor público que jamás imaginé"... pero, ¿y si se ponen a aullar, espantados? Bromas aparte, ¿por qué la crítica rigurosa resulta cada día más molesta?
Cada día añoro más la inteligencia y el humor de Fernando Lázaro Carreter, que con su Dardo en la palabra retrataba los errores lingüísticos de esa España del todo vale, más pretenciosa que sabia, que emerge especialmente desde los medios de comunicación. Me imagino muy bien su arrebato si, como pasó hace unos días, en un programa de televisión se hablase de María Moliner y ninguno de los periodistas ni de los contertulios presentes supiese quién era. Me cuentan que el surrealismo de la escena fue superado días más tarde cuando alguien confesó que no sabía quién era Teresa Berganza. El presentador, muy digno él, me cuentan que dijo algo así como que se trataba de su mezzosoprano favorita, y la estrella mediática contestó: "¿Soprano? ¡Pues yo prefiero al Doctor House!".
Sigue imparable el desmoronamiento de Ediciones B, donde (sin remontarse a los cládicos de Bruguera) se publicaron bestsellers de Tom Wolfe, y los primeros libros de Manuel Rivas o Bernardo Atxaga. Parece que, hoy por hoy, por el único por el que puja la competencia es por Francisco Ibáñez y los inmortales Mortadelo y Filemón, pero que el dibujante se resiste hasta el fin.
La Comunidad de Madrid otorgó la semana pasada el Premio a la Tolerancia a Ángel Gutiérrez, fundador del Teatro de Cámara Chejov de Madrid y uno de los directores de escena que mejor ha contribuido a formar a actores (José Luis Alcobendas, Luisa Martín, Carmelo Gómez, Pepa Pedroche, Elsa Pataki, o Marta Belaustegui). Criado en Rusia a donde llegó como Niño de la Guerra, Gutiérrez fue un antiestalinista en los albores de nuestra democracia, cuando retornó a España y pocos entendían su desencanto por el comunismo.
Viven atormentados y al límite. La moda de los biopics sobre músicos hace tiempo que puede tildarse de plaga. En los últimos meses hemos visto películas sobre Edith Piaf, Johnny Cash, Ian Curtis o Bob Dylan. Nada que objetar si la película es buena, y la que se estrena hoy, Gainsbourg, sobre el mito galo, lo es. Para neófitos y connaiseurs, la figura del cantante (al que da vida Eric Elmosnino) es siempre una lección de elegancia y malditismo bien entendido.
La Fundación Teatro de La Abadía que dirige José Luis Gómez recibe al año más de tres millones de euros en subvenciones, principalmente de la Comunidad de Madrid. Es dinero público que usa en programar las dos salas que tiene en la capital y el Corral de Alcalá de Henares, un coqueto espacio de poco más de cien butacas. Con ese dinero la Fundación sólo programa nueve meses, pues cierra de junio a septiembre. Y pocas veces este año las dos salas han ofrecido una programación simultánea. Algo parecido ocurre en el CDN, que tiene más dinero (siete millones de euros para 2010), más teatros (dos, con dos salas cada uno) y hace más producciones. ¿Por qué los teatros públicos tienen tantas vacaciones? Excluyamos el Español, que no cierra en julio y tiene las Naves abiertas en agosto.
Mientras Ernesto Sábato continua silenciosamente cumpliendo años, 99 ya, la figura de Cortázar no cesa de perfilarse con matices nuevos. Así, el próximo septiembre verán la luz en Alfaguara más de cien cartas, hasta ahora inéditas, a sus amigos Eduardo y María Jonquières. En ellas, el autor de Rayuela revela detalles íntimos de su vida literaria y personal en Francia. Por ejemplo, en una escrita en 1958 explica: “ahora vivo, para mi mal, en un plano en el que la edad y el progresivo reumatismo de la voluntad lo van haciendo pasar a uno del plano estético al ético. Tal es, por lo demás, el tema de la novela que acabo de terminar. Al lado de un Sergio de Castro, dispuesto a pisotear la cara de su madre con tal de seguir adelante su carrera, yo descubro con tristeza que cada vez me cuesta más hacer sufrir a los demás, que cada vez me es más duro pagar mis viajes con las lágrimas de mi madre”.
Culpable de éxito en primer grado, hay quien no le perdona a Pérez-Reverte ni su impertinencia ni, sobre todo, sus ventas. Pero, ¿saben que es también un lector generoso que se alegra del éxito de un colega y recomienda estos días la novela de María Dueñas, la revelación del año? Créanme que no es lo normal. Y hablando de éxitos y envidias, ¿alguna vez sabremos por qué los libros de Vázquez Figueroa, esos que arrasan en las ferias del libro, jamás figuran en las listas de los más vendidos? ¿Será verdad que los libreros no lo mencionan porque piensan que no da prestigio, con los libros tan atroces, con perdón, que suelen incluir?
Leo en The Guardian al prestigioso crítico de arte Jonathan Jones que encumbra sin sonrojo a los dibujantes de Pixar, creadores de la esperadísima Toy Story 3, y los compara con el mismísimo Leonardo Da Vinci. Se enfrentan, según el crítico de arte británico, a problemas similares que los maestros del Renacimiento. Los “nuevos Leonardos” los llama. Ya me estoy imaginando la cara de esos opinion makers que critican sin pudor todo lo que no huela a arte clásico al leer estas afirmaciones.
No seré yo quien proclame, como Pier Paolo Pasolini, con lo que está cayendo (Francia, Italia...), que “El máximo goleador es el mejor poeta del año”, pero lo cierto es que el cineasta tenía toda una teoría que relacionaba regates y fonemas, y que le llevó a explicar, en un artículo del año 65, que “El fútbol en poesía es el del fútbol latinoamericano”, mientras que el europeo era sólo prosa. Más de 40 años después, el mundo intelectual latinoamericano permanece sedado a balonazos poéticos, mientras el fútbol conquista incluso el exclusivo New Yorker gracias a un exhaustivo ensayo de la mexicana Alma Guillermoprieto.